sábado, 27 de noviembre de 2010

Las luces LED se imponen en nuestros hogares



Tal como ya indicamos en nuestro anterior post, la iluminación tradicional de nuestros hogares mediante bombillas incandescentes tiene los días contados. Ya se han dejado de fabricar las bombillas de 100 vatios y pronto le seguirán las de 60, 40 y 25.

Queramos o no, deberemos cambiar en un futuro muy cercano la forma de iluminar nuestras casas. En la actualidad, tres son las soluciones que existen en el mercado: las bombillas halógenas, las de bajo consumo y los diodos LED.
Las primeras, las halógenas, continúan siendo ineficientes energéticamente. Las segundas, las bombillas de bajo consumo tienen el inconveniente de contener sustancias tóxicas en su interior y los diodos LED apenas están desarrollados para ser usados domésticamente. Pero esto último tiene visos de que va a cambiar muy pronto.


Aunque, de momento, los diodos emisores de luz LED sólo se emplean como iluminación en los semáforos, en algunos aparatos electrónicos o como luces de posición para crear ambiente, ya se empiezan a ver versiones más potentes que sirven para iluminar algunas de nuestras calles, algunos comercios punteros (sobre todo en la iluminación de los escaparates) y, poco a poco, se van abriendo paso en los bares, restaurantes y establecimiento hoteleros.

¿Conocéis la famosa Ley de Moore? Según esta ley, los microprocesadores de nuestros ordenadores duplican su potencia y dividen por dos su precio cada 18 meses. Pues bien, con la tecnología LED ocurre algo muy similar, aunque, en este caso, se llama Ley de Haitz. La instalación en hostelería y pequeños establecimientos es el paso inmediatamente anterior a su generalización en nuestros hogares. Pronto tendremos en el mercado bombillas LED de dimensiones similares a las incandescentes y el mismo sistema de rosca.

Teniendo en cuenta que su consumo es un 90% inferior al de las bombillas tradicionales y que su ciclo de vida es prácticamente eterno (unas 10.000 horas o, lo que es lo mismo, entre 8 y 10 años de uso cotidiano normal), la tecnología Led tiene todos los visos de convertirse en algo muy habitual en un futuro muy cercano.


Peo el LED no se detiene ahí. Sus posibilidades van mucho más allá de ser una simple fuente de iluminación barata y duradera. Esta tecnología posibilita que se pueda trabajar con ella como si de un elemento de decoración más se tratase. Las composiciones, las luces y sombras y la transformación de los espacios que ello provoca la convierten en una herramienta sumamente útil para los decoradores con un poco de creatividad.

Además, su instalación es relativamente sencilla. Por ejemplo, basta con colocar una ristra de LED conectarlas mediante Ethernet y controlar toda la instalación desde un PC. Con un simple netbook se puede hacer el mismo trabajo que antes habría necesitado de una mesa especial de control y varias personas a su cargo.


Esperemos que, tal como dice la Ley de Haitz, pronto los diodos LED aumenten su potencia y rebajen su precio. Habrá que ir haciéndoles hueco en nuestros hogares.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los leds , el 99 por ciento de lo que se vende es todo una basura. La luz que dan es malisima.