A todos nos pasa: salimos de viaje y aunque su duración
apenas sea de tres o cuatro días, nos llevamos los suficientes trastos como
para pasar un mes fuera de casa. Parecemos auténticos nómadas del desierto. Al
volver es cuando nos damos cuenta de la barbaridad que hemos hecho; más de la
mitad de las cosas no las hemos utilizado, apenas podemos meter en el maletero
los recuerdos que hemos comprado y ahora nos toca ejercer de sudorosos
porteadores para volver a subirlas a casa.
Antes de salir de viaje debemos meditar sobre las cosas que
nos vamos a llevar. Al igual que es absurdo no llevarnos un paraguas si
visitamos una región lluviosa, también lo es cargar con un chaquetón grueso,
“por si refresca por las noches”, si en nuestro destino la temperatura no baja
nunca de los 22 grados. Cualquier peso suplementario hará aumentar el consumo
de carburante de nuestro vehículo. ¡Y fuera los trastos inútiles! ¿En serio
creéis que sabríais utilizar todas las herramientas que lleváis en el maletero
por si se estropea el coche? Y lo mismo con la lata de aceite para el motor, el
anticongelante, etc. Una buena revisión antes de salir y en caso de avería, la
asistencia en carretera de vuestro seguro llega en menos de una hora.
Una vez suprimido todo lo superfluo, vamos a colocar todo el
equipaje dentro del coche. Lo primero que tenemos que evitar es utilizar la baca
del coche. Destroza la aerodinámica del vehículo, aumentando el consumo de
gasolina y dificultando la conducción, sobre todo a velocidades altas o en días
con mucho viento. Si no me queréis hacer caso, al menos que los objetos que
viajen en el techo estén bien sujetos, que no sobresalgan por los lados y que
su altura sea mayor en la parte posterior que en la delantera. Si sabemos que
no habrá más remedio, lo mejor es hacernos con una baca cerrada que está
concebida como maletero hermético, con cerradura y forma aerodinámica.
También tenemos que evitar colocar objetos sueltos en el
interior del coche, ya sea en los asientos traseros o en la bandeja posterior. Aparte
de entorpecer la visibilidad correcta del conductor, en caso de colisión o de
frenazo muy brusco, estos objetos salen disparados hacia delante con una
velocidad que hace que multipliquen su peso hasta diez veces. Una botella de
agua, un paraguas o un pequeño maletín nos golpearía en la nuca con la fuerza
de un mazo de picapedrero. ¡Ah! Y nuestras pequeñas mascotas también bien
sujetas; en caso de colisión, no solo moriría nuestro querido perro contra el
parabrisas sino que en su camino nos mataría también a nosotros.
El sitio correcto para llevar los equipajes es el maletero,
que para eso lo ponen en los coches. ¿Sabíais que más de un tercio de los
conductores no sabe colocar la carga correctamente en el maletero? Unos pocos
consejos para hacerlo perfecto:
Ante todo, no llenarlo hasta los topes. Si compráis
cualquier cosa durante vuestro viaje, ¿dónde lo colocaréis al volver si ya lo
lleváis lleno desde casa?
Parece de Perogrullo, pero las cosas que podáis necesitar
durante el viaje, dejadlas a mano para no tener que vaciar todo el maletero
para encontrarlas.
Los bultos, atendiendo a su peso y rigidez, deben ir bien
compensados para que no afecten a la estabilidad del coche. Si ponéis todos los
pesados en una parte, el coche puede llegar a ser ingobernable. Lo más pesado
debajo y lo más liviano encima.
La carga siempre es conveniente que vaya amarrada a los
puntos de sujeción previstos para ello en el maletero, sobre todo si no lo
llenamos por completo y hay posibilidad de que se mueva. La razón es la misma
que la de los objetos en la bandeja posterior: en caso de accidente pueden
traspasar la débil sujeción de los asientos traseros e impactar en los
ocupantes del coche. Es preferible que si llevamos el maletero lleno y no hay
pasajeros en las plazas posteriores, abrochéis los cinturones de seguridad para
aumentar la protección y, a ser posible, que nadie se siente en el centro del
asiento trasero.
Si el lugar de descanso lo permite, suele ser muy apetecible
llevarnos bicicletas para disfrutar del entorno. Ya se que os parecerá un poco
radical, pero lo mejor es facturarlas unos días antes (sin envíos urgentes) en
una agencia de transportes económica. Ganaréis tranquilidad y seguridad. Si no estáis de acuerdo con mi idea, llevad siempre un portabicicletas homologado en la parte
trasera (es lo primero que verá la
Policía o la Guardia Civil, ya sabéis). Normalmente llevan tres
puntos de sujeción: las dos ruedas y la de la barra diagonal del cuadro. Este
última en especial debe ir fuertemente amarrada. Si tenéis miedo de que se
ralle el cuadro, ponedle un trapo o una esponja. Y que no se os olvide quitarle
todo aquello que pueda caer: inflador, bidón, cuentakilómetros…
Y si lo que os gusta es viajar en moto, los consejos son muy
parecidos: llevad siempre la carga bien sujeta, equilibrada (si es preciso,
pesadla con una báscula antes de cargarla) y no toda en la parte posterior.
Por último, recordad siempre que con el coche muy cargado se
pierde potencia y aceleración, pero también que las frenadas se alargan. Por lo
tanto, las distancias de seguridad deberán ser mayores y las velocidades…
menores.
Estos viajes son para disfrutar, ¿qué más da llegar media
hora después?
1 comentario:
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