¿Ya has pensado en qué coche vas a comprar? Supongo que como todo el mundo: un utilitario que consuma poco. ¿Diesel o gasolina? Difícil elección. Siempre depende de los kilómetros que le tengas que hacer.
Sin embargo, existe una alternativa poco conocida: el autogás. ¿En qué consiste? Muy sencillo: el combustible del automóvil deja de ser gasolina o gasoil y pasa a ser Gas Licuado del Petróleo, más conocido por sus siglas GLP.
Sin embargo, existe una alternativa poco conocida: el autogás. ¿En qué consiste? Muy sencillo: el combustible del automóvil deja de ser gasolina o gasoil y pasa a ser Gas Licuado del Petróleo, más conocido por sus siglas GLP.
Aquí en España es prácticamente un desconocido, pero es el tercer carburante más consumido del planeta, con cerca de 13 millones de vehículos adaptados para su uso, y de ellos, siete millones ruedan por las carreteras europeas.
¿Ventajas? Bastantes. Para empezar, su precio: 45 céntimos el litro, ¡menos de la mitad que la gasolina! (aunque hay que indicar que consume un poco más, sobre un 10-11%).
Otra ventaja más que considerable son sus emisiones: un 15% menos de dióxido de carbono (CO2) y reduce en un 95% los óxidos de nitrógeno (NOx). Además no libera partículas como las emitidas por los motores diésel, que son cancerígenas. A cambio, si produce más monóxido de carbono (CO) que un motor tradicional.
¿Inconvenientes? Sobre todo dos. El primero es que existen pocas estaciones de servicio que dispensen gas; apenas existen en la actualidad 33, aunque este mismo año se van a abrir otras 30. Sin embargo, esto va a cambiar rápidamente, ya que si en la actualidad ruedan por las carreteras españolas 3.000 vehículos alimentados con autogás, se espera que en 2012 esta cifra llegue a los 60.000 (en Italia circulan 1,5 millones de coches con autogás, en Francia 200.000, otros 180.000 en el Reino Unido y 150.000 en Alemania).
El otro inconveniente es la preparación del coche: se tiene que adaptar para poder usar el autogás. Si nos compramos el coche nuevo, ya existen algunas marcas que ofrecen sus modelos totalmente adaptados, como Chevrolet.
Pero esto no debe suponer ningún quebradero de cabeza: cualquier vehículo a gasolina (ya sea nuevo o usado) se puede adaptar al uso del gas. La transformación consiste básicamente en el añadido de un depósito adicional –de 70 litros, aunque sólo se llena en un 80%, es decir 57 litros–, que ocupa el lugar de la rueda de repuesto (si no hay otro sitio disponible), así como de una válvula de expansión y la sustitución de algunos manguitos, ya que el gas es más corrosivo que la gasolina.
¿Cuánto cuesta esta transformación? Entre 1.500 y 2.000 euros, pero, ¡ojo!, está plenamente cubierta por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que concede ayudas de hasta 2.000 euros para adaptar los vehículos nuevos y 400 euros para los ya matriculados.
Incluso existen fabricantes como Volvo que comercializan en algunos países coches que ya tienen integrados los depósitos de gas, manteniendo los de gasolina, con lo que logran una autonomía de más de 1.000 kilómetros. Para cambiar de un combustible al otro, simplemente hay que pulsar un botón ¡incluso en plena marcha!
Como siempre, hagamos números. Para un coche que haga 20.000 kilómetros anuales, a 1 euro el litro de gasolina y un consumo medio del 8% (con autogás consumiría un 10%), al año podemos ahorrarnos unos 700 euros. ¡No está nada mal y, encima, contribuimos a mejorar el medio ambiente!
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