miércoles, 15 de octubre de 2008

Frenemos la tala ilegal de bosques

Casi la quinta parte de la madera que entra en el territorio de la Unión Europea procede de talas ilegales, principalmente de países como Rusia, Indonesia y China, según denuncia la organización ecologista WWF/Adena. Aproximadamente 30 millones de metros cúbicos de madera anuales provienen de fuentes ilegales o muy sospechosas de serlo. Esta madera es posteriormente utilizada para la fabricación de papel o la producción de muebles.


¿Qué consecuencias tienen estas talas ilegales?
Estas talas se efectúan de forma clandestina, sin tener en cuenta los planes que los diferentes países tienen para la conservación de sus masas forestales. Por lo tanto, causan la deforestación de amplias zonas de selvas o bosques del este de Europa, Rusia, América Latina o el sudeste asiático. Zonas que luego se erosionan fácilmente, provocando que aumente la pobreza en comunidades ya de por si deprimidas. Los “piratas de la madera” se llevan la única riqueza que poseen algunos pueblos.
Luego, a la hora de venderla, provoca bajadas artificiales en el precio de la madera, dando como resultado enormes pérdidas para los estados, industrias y comunidades locales que comercian legalmente con esta materia prima, es decir, preocupándose porque su desarrollo sea sostenible, cuidando los bosques, cortando la cantidad idónea y reforestando posteriormente.

Si los bosques y las selvas siempre han sido importantes para el mantenimiento de nuestro planeta, a raíz del aumento de CO2 en la atmósfera se han vuelto imprescindibles. Ya sabemos todos la labor impagable que realizan estos organismos vivos en la fijación del CO2 a la tierra. Así que una tala ilegal de este tipo se convierte en un auténtico atentado contra la naturaleza y, por lo tanto, contra todos nosotros.


¿Qué podemos hacer desde casa?
Aunque no lo parezca, nuestra labor sí puede ser importante. Cuando vayamos a comprar muebles para renovar nuestro hogar, no es imprescindible que sean de madera. Existen infinidad de materiales con unas cualidades, tanto estéticas como de duración o resistencia iguales o superiores incluso a la madera. Pero si al final nos decidimos por este precioso material noble, debemos exigir siempre certificados que acrediten por parte del fabricante del mueble, que la madera que han utilizado en su confección proviene de talas legales y controladas. Huyamos de las gangas y las tiendas del todo a cien; lo que nos llevaremos a casa serán muebles barateros, deficientes y con madera “pirateada”.


Otra forma de frenar el consumo de madera es no malgastando el papel. Existen numerosas formas de hacerlo: dejando de imprimir cualquier cosa (aunque luego no nos sirva para nada), usando siempre los folios por las dos caras, utilizando trapos en lugar de papel de cocina, evitando los pañuelos de papel usando los de tela (que falta le hace a nuestra maltrecha industria textil), evitando los embalajes con cartón innecesario (si dejásemos de comprar cosas empaquetadas malgastando cartón, seguro que encontrarían una mejor forma de embalarlas), huyendo del papel para envolver regalos, intentando comprar siempre productos con papel reciclado... en fin, pequeños detalles que nos llevarán a consumir menos materia prima. Y, por supuesto, tirando todo el papel que nos sobre al contenedor adecuado para que luego pueda volver a reciclarse.
Los taladores ilegales dejarán de ganar tanto dinero y el medio ambiente nos lo agradecerá.

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