martes, 1 de julio de 2008

Cefalea del helado

Ponían una comedia americana en televisión, hace unos cuantos años, en la que uno de los protagonistas, un joven con pocas luces, disfrutaba cuando le cogía dolor de cabeza después de comer un helado. A mi me hacía gracia hasta que un día lo sufrí. Un dolor intenso, en medio de la frente, que dura poco tiempo pero que resulta sumamente desagradable. ¿Lo habéis sufrido alguna vez?
Pues bien, el periódico digital soitu.es recoge un estudio que unos científicos han realizado para NCBI acerca de las causas que provocan esta repentina migraña.
La cefalea del helado (si, tiene nombre la enfermedad) se produce por la ingestión de alimentos fríos. La causa inicial que la provoca está clara: el descenso de temperatura de los tejidos del paladar. Pero después, existen dos teorías sobre la relación de este descenso de la temperatura y el dolor de cabeza: una que dice que resulta afectado el nervio Trigémino y la irritación de este nervio provoca un dolor referido en la frente y la otra que dice que el descenso de la temperatura provoca una estimulación de los nervios que lleva a un cambio en el grado de contracción en los vasos sanguíneos del cerebro. Estos se dilatan y provocan el dolor de cabeza.

Por una razón o por la otra, el dolor de cabeza que se sufre, aunque no es grave, resulta muy doloroso. ¿Hay alguna forma de evitarlo? Ahí van tres consejos para mitigarlo:
- Consumir los alimentos fríos lentamente.
- Evitar que los alimentos fríos toquen el paladar.
- Tocar con la lengua el paladar justo después de que el alimento frío lo haya tocado. De esta forma, se calienta rápidamente la zona y se evita que la temperatura descienda.

Y ya que estamos hablando de helados, unos consejos sobre el lugar donde solemos conservarlos: el frigorífico.
Como todos los electrodomésticos, a la hora de comprarlos debemos fijarnos en la clasificación energética que lleva. Ya sabéis: los que menos consumen son los que llevan la etiqueta A, luego la B y así sucesivamente. ¿Qué son más caros los que llevan una A? Sin duda, pero si hacemos números nos daremos cuenta de que no es así. Si cuando lo compramos nos gastamos unos 200 euros más comprando uno de clase A que uno de clase C , al cabo de los 15 años que suelen durar, uno de clase C habrá consumido unos 600 euros más en electricidad. Está claro cual resulta más barato, ¿verdad?


Otro aspecto a tener en cuenta con el consumo eléctrico, sobre todo en verano, es el de tener cuidado con la puerta del electrodoméstico. Unos segundos de más abierta pueden traducirse en varios minutos de funcionamiento del motor para volver a equilibrar la temperatura. Y también mucho cuidado con meter alimentos que estén calientes, bien porque los acabemos de cocinar o porque los traigamos del infierno de la calle. Vale la pena dejarlos fuera del frigorífico hasta que rebajen algo su temperatura.
¿Conoces algún truco más para ahorrar energía con la nevera? Escríbenos y nos lo cuentas.

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