martes, 1 de abril de 2008

DEL AGRICULTOR A TU MESA


Lo normal para hacer la compra es ir a las grandes superficies, al supermercado del barrio y, cada vez menos, acudir al mercado tradicional. Sin embargo, está aumentando día a día una modalidad que cada vez tiene más adeptos: apuntarse a un grupo de consumo autogestionado, que también se conoce como asociaciones o cooperativas de consumo.
¿En qué consiste?
Es sencillo; varias personas – generalmente asociaciones vecinales o grupos con simpatías ecologistas – se unen en uno de estos grupos y realizan pedidos directamente a agricultores o granjeros que emplean métodos ecológicos para elaborar sus productos. Estos después lo llevan hasta nuestras casas o hasta la asociación.

Los pedidos se pueden realizar de varias formas; existen grupos que pagan una cuota fija y reciben bolsas de productos de temporada, otros realizan los pedidos a la carta demandando sólo lo que les interesa en cada momento.
Los productos varían desde frutas, verduras, conservas, lácteos, huevos, aceites, quesos, miel, polen, pasta, arroz, harinas, pollo legumbres, azúcar y otros muchos alimentos producidos de forma ecológica.

¿Qué ganamos con todo esto?
Por una parte el sabor. Ya sabéis, los tomates saben a tomates, los huevos tienen un color amarillo intenso y el sabor de la miel no se puede encontrar en otro sitio. Pero aparte, estamos colaborando con el medio ambiente. Sabemos que el agricultor usa abonos orgánicos y que no inunda el campo con pesticidas y aparte conseguimos que el transporte sea lo más corto posible, no se utilizan embalajes, ayudamos en las condiciones de trabajo de los agricultores y evitamos los intermediarios y la especulación.

Para saber dónde están estas organizaciones, os facilitamos algunos nombres:
En la Web de la organización Vida Sana se puede encontrar una lista con algunas de las asociaciones. Aparte, en Madrid existe la Guía Consuma Responsabilidad, en Aragón Guía de Consumo Responsable, en Valencia Cooperativa Ecomediterránea y en Sevilla la distribuidora Etikos.

Sólo una pega a la iniciativa: el precio de los productos. Son incluso más caros que los que pagamos en cualquier centro comercial o comercio tradicional. Ya sabemos que los productos ecológicos son más caros de producir, pero al comprarlos directamente al productor estamos evitando toda esa serie de intermediarios sinvergüenzas que triplican el precio desde el origen hasta el consumidor final. Por lo tanto, deberían de ajustarse un poco más el precio. Así sería perfecto y todos saldríamos beneficiados. .

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